
Aprendimos que los ejemplares más grandes son tejos hembras (esta especie crece en pies separados); que dichos árboles, muy escasos en nuestra región, son restos de la última glaciación; que sus espectaculares frutos, de un carnoso rojizo, están diseñados para que pájaros como los mirlos, petirrojos o zorzales se sientan atraídos por ellos y ayuden en su reproducción; que crecen en terrenos abruptos ( el cámara se cae en una escena) cercanos a cursos de agua. Que tiene cierto aire mítico y legendario
debido a su extraordinaria longevidad ( Creció tan lento que morir no puede), a la calidad de su madera y a las propiedades químicas de su composición. Que están en peligro porque sus plántulas no prosperan por temas como la sequía estival o la amenaza de los incendios, además de los desmanes de la mano del hombre; que tienen que ser considerados como un patrimonio cultural más, reflejo de la historia natural de nuestra zona, incluyéndolos en políticas de gestión y conservación...
La verdad, uno se emocionó al ver tanta belleza natural tan cercana a nosotros y tanta buena información sobre su verdadero valor.
Comentario referido al episodio "La leyenda del tejo", de la serie "El lince con botas".
De la Revista "De Jigu a Brevas", número 98. Junio de 2007