"DE CÓMO SALVAR A LOS AGUILUCHOS", EN 'VER AVES'

Breve extracto del programa de "El lince con botas" que se exhibe, fuera de concurso, en VerAves, el día 18 de junio en Miajadas,el 19 en Madroñera, el 24 en Zorita y el 26 en Trujillo. Ver Aves es el I Festival de Cine Documental sobre Aves que coordinamos desde Libre Producciones.

De todos es sabido que Extremadura es sinónimo de siembra y cosecha. Y basta echar un vistazo a sus cielos y suelos para comprobar que también lo es de aves en libertad. Tanta, eso sí, como los hombres le concedan. De un tiempo a esta parte, las amenazas para la supervivencia de muchos pájaros han crecido como la espuma en los ríos, a pesar de los amparos administrativos y el trabajo de miles de anónimos pacificadores. Mirando en concreto, hasta tres especies de aguiluchos ibéricos, el cenizo, el pálido y el lagunero pueden encontrarse en un territorio tan vasto e ideal para su cría como el extremeño, si bien nos visitan en muy diferente número y en lugares muy apropiados de nuestra geografía, como las estepas de La Serena. El más común de ellos, el aguilucho cenizo, Circus pygargus, corre abundantes riesgos para garantizarse la supervivencia. Llegado a la península en marzo, donde permanecerá hasta bien entrado el verano, los aguiluchos cenizos hacen sus nidos en el suelo, en los campos de cereal dónde encuentran su alimento y una aparente protección al pasar desapercibidos para sus enemigos potenciales. Pero la mecanización de las cosechas y otros daños como el abuso de la productos químicos nocivos o el sobrepastoreo han convertido el período de cría de esta especie en un drama regular, que año tras año moviliza gentes para prevenir sus males, intentar impedir su padecimiento y, en último caso, propiciar la cría de su descendencia en cautividad para devolverles sanos y salvos a la naturaleza. Lo que se inició hace apenas década y media por el ímpetu personal de unos pocos y desprendidos benefactores, lleva camino de convertirse en un emblema de la concienciación de los agricultores y las instituciones hacia el efecto benéfico de estas y otras aves, que llevan mucho tiempo conviviendo en nuestros campos, desde que eran todo el oro de nuestra gente hasta nuestros días, que solo quitan el sueño a quienes los trabajan a diario